Centro de medicinas ancestrales.

Quiénes somos?

Sanken Sina (Domer Hoyos Saavedra)

Soy Onaya, que significa médico tradicional basado en el shamanismo, originario del pueblo Shipibo-Conibo. Mi nombre en shipibo es Sanken Sina, que se traduce como "hombre maravilloso en las plantas medicinales".

Estoy orgulloso de pertenecer al pueblo indígena Shipibo-Conibo, una comunidad milenaria ubicada a orillas del Río Ucayali y sus afluentes, en los bosques tropicales del centro oriente de la Amazonía peruana.

Desde mi juventud, recibí de mis padres la herencia de conocimientos tradicionales sobre las plantas maestras y medicinas como la ayahuasca. Fui ordenado como Onaya para compartir con mis prójimos los beneficios que esta medicina tradicional brinda a la salud física y emocional, así como los poderes naturales y espirituales de las plantas maestras.

 

Mis Orígenes

Nací en la comunidad nativa de Puerto Consuelo, distrito de Masisea, provincia de Coronel Portillo, región Ucayali. Soy hijo de grandes maestros y sabios de las plantas medicinales, como Meraya Primitivo Hoyos Romayna.

Desde los 11 años, me vi obligado a madurar rápidamente. A pesar de ello, disfrutaba de mi infancia pescando y cazando junto a otros niños de mi comunidad. Siempre fui eminentemente curioso acerca de las plantas y los animales de la selva amazónica.

 

Mi Camino como Onaya

Desde joven, sentí una conexión profunda con los ícaros (cantos sagrados) y el encanto ancestral de la medicina. Mi padre, Primitivo Hoyos Romayna (Wexa Niwe), compartía conmigo su vasto conocimiento de las plantas medicinales.

A los 12 años, inicié mi primera dieta-sama, un compromiso de por vida para curar y ayudar a los demás. Después de un año de dieta, mi padre me introdujo al mundo de las plantas maestras, y en las ceremonias logré conectarme con los poderes y propiedades de la ayahuasca.

Hasta la fecha, he dietado más de 67 plantas medicinales. Uno de los desafíos más difíciles en este proceso fue enfrentar emociones, pensamientos y traumas que no entendía en ese momento. Estas experiencias marcaron mi vida profundamente y me ayudaron a comprender que, al dedicar tu vida a servir a los demás, es necesario superar desafíos espirituales. Este es un proceso esencial en el camino de un Onaya.

Flor Fasanando, también conocida como “Sanken Rama ” en shipibo, es una peruana de 59 años de edad, nacida el 12 de junio  de 1966 en la comunidad de Paoyhan, departamento de Loreto. Es de la honorable estirpe shipibo konibo .

En su vida personal, Flor enfrentó el cáncer de cuello uterino, pero sacó fuerzas de la sabiduría de sus ancestros, quienes creían en el poder curativo de la naturaleza. Adoptando las plantas medicinales de su entorno, logró curarse a sí misma gracias a la abundante selva. Hoy, Flor reside en comunidad nativa Puerto Purin, donde estableció el centro eco-alternativo llamado “Chonon Pena ”. 

Como curandera nativa (onaya) de la etnia shipibo, Flor continúa con las tradiciones curativas de sus ancestros. A través de sesiones de ayahuasca, se conecta con dimensiones intangibles y comparte visiones cósmicas con sus pacientes. Mediante ícaros, ayuda a otros a comprender la interconexión con nuestro ecosistema, promoviendo la curación de dolencias mentales y físicas.

El profundo conocimiento de Flor  sobre las plantas medicinales la ha llevado a realizar viajes por todo Perú, a Lima, Cusco, Iquitos y Tarapoto.

Clider, hijo de la reconocida curandera Flor Fasanando (Sanken Rama) y Domer Hoyos (Sanken Sina)  continúa con las tradiciones curativas de su familia arraigadas en la naturaleza. Criado en el abrazo protector de su herencia shipiba, tiene un vínculo profundo con las plantas medicinales y su sabiduría.
Clider dirige el centro “Chonon Pena”, que guía a personas en viajes transformadores. Es experto en facilitar sesiones seguras de ayahuasca, utilizando su profundo conocimiento de la planta.
Un aspecto único del trabajo de Clider es su dominio de las canciones sagradas shipibas llamadas ícaros, que canalizan la energía espiritual. Utiliza estas canciones para guiar la exploración interior. Su enfoque combina la sabiduría ancestral con la empatía, personalizando la curación para cada persona. Clider actúa como guía espiritual durante las ceremonias de ayahuasca, ayudando a los participantes a navegar por sus mundos interiores.
El viaje de Clider no es sólo una continuación del legado de su familia; es una evolución que nos recuerda nuestra conexión con la naturaleza. A través de sus reflexiones, ícaros y sanación, nos invita a redescubrir nuestro ser interior y la sabiduría del mundo natural.